lunes, 28 de enero de 2013

Gasalla campeón


Gasalla campeón

Después de recorrer la cartelera teatral bonaerense en el verano de 2013 y asistir a las principales obras que se anuncian en esta época, pasando por espectáculos de Stand up comedy, teatro clásico, obras musicales, comedia y tragedia, teatro comercial,  alternativo y callejero, queda el gran impacto acerca de la oferta variada que ofrece esta capital.

La diversidad es destacable y las propuestas pueden gustar o no gustar al espectador pero en su conjunto dan la idea de lo que ha sido una tradición que ha consolidado no solo unos géneros artísticos sino una verdadera escuela de dramaturgos, actores, directores, escenógrafos, vestuaristas, sonidistas, luminotécnicos, tramoyistas, diseñadores gráficos y un largo etcétera de oficios profesionales asociados.

No se pueden sacar conclusiones definitivas después de un paso fugaz, pero si algo llama la atención es un fenómeno que sobrepasa todas las propuestas y que ha permanecido por años en Argentina agotando localidades en capital y provincia.

Antonio Gasalla es un actor que se destaca de una manera indiscutible en el panorama de la comedia en su país. Tiene el don mágico que no todos los actores logran aún con talento, trayectoria y formación. Gasalla es único y estará siempre en el corazón de su público porque ha llegado a su fondo, porque toca la esencia del alma humana y la devuelve a la escena con ternura, picardía, mordacidad y un espíritu crítico que identifica y hace pensar a quien lo ve, que alguien se ha solidarizado con sus desgracias cotidianas.

Aparece el país con sus gobernantes que terminan derrocados en escena sin otra arma diferente a la del humor. Cada rasgo de su altanería, suficiencia, arrogancia, inoperancia, corrupción, prepotencia o incapacidad, se pavonea en la ficción con una gracia que permite llegar al fondo de la frustración que ha generado en sus electores dando golpes de estado virtuales propinados en complicidad con la risa de la concurrencia.

Cuando brota del subsuelo esa diminuta figura inverosímil y la sala estalla en aplausos, empieza la carcajada. Aún el espectador que no tiene referentes de sus amados personajes triunfadores en el teatro y la televisión, percibe al comediante que con su imagen a secas ya ofrece motivos para hacer sentir una simpatía que va creciendo a medida que avanza el espectáculo.

En Gasalla Nacional, la obra que actualmente se presenta por 12 semanas en el teatro El Nacional de la calle Corrientes, el actor transita por el escenario como si fuera su casa y desde allí da la bienvenida al público como quien recibe con calidez a sus invitados a quienes se acerca  en la platea y saluda improvisando con gracia, de acuerdo a lo que ocurra cada noche.

Llueven dólares desde el balcón y el actor sale a repartirlos por la platea como consuelo ante la crisis cambiaria que enfrenta el país y empieza la fiesta de papel donde desfilan personajes como Obama, los presidentes latinoamericanos, los argentinos por supuesto y no paran las carcajadas ante la fina irreverencia con la que alude rasgos de la actualidad política. Memorable la alusión a la visita de Cristina  al presidente Mujica en su casa en Uruguay, donde ella muy precavida prefiere llevar su ración de sushi por si acaso él la atiende con su consabida austeridad.

Después los personajes que lo han hecho inolvidable y que están inscritos en su repertorio desde hace más de 30 años, salen al ruedo y demuestran sus virtudes. El popurrí de Soledad Solari es memorable, la doctora Gutman, sicoanalista perversa; Flora, la empleada pública y la abuela, van subiendo la intensidad de la comedia que termina en una ovación conmovedora.

Después de ver el talento, la capacidad histriónica, la sencillez, la aguda crítica, la facilidad de narrar la esencia de un pueblo con humor, no quedan dudas. En la comedia argentina Gasalla es campeón.




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