Tangueras mayores
Hay un turismo femenino que busca dónde bailar. Mujeres
mayores en su mayoría que programan sus vacaciones en función del baile y
encuentran un nicho amable para la noche donde además de divertirse aprenden a
bailar. Las he visto en Cuba aprendiendo el son y la guaracha, en Brasil la
samba, en Cali la salsa y en Buenos Aires el tango. Saben lo que quieren,
viajan solas y no les importa pues conocen sus valijas y las pueden cargar.
En Buenos Aires donde el tango ha resurgido con una fuerza
especial, hay opciones de turismo con profesor incluido que a diario las
entrena y en las noches las acompaña a las milongas donde pueden practicar lo
aprendido con o sin parejo. No se preocupan por su talla ni pretenden
comportarse como jovencitas de cacería en las discotecas. Broncean sus arrugas,
muestran tranquilas sus piernas varicosas encaramadas sobre los tacones y
disfrutan la noche milonguera bailando melodías cuyas letras no entienden ni
les hace falta.
¡Qué vivan las señoras de tacón altanero que pueblan las
noches milongueras de Buenos Aires!
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